Seguidores

jueves, 25 de octubre de 2012

MIRANDO AL CIELO.

- ¿A donde vas borrego, no ves la flecha?, es por aqui. Mira la gente sufriendo alli delante.                       - Dejame, pajaro, ya rezo por vosotros.

martes, 23 de octubre de 2012

CABRAS HISPANICAS.

En las proximidades de Villores nos encontramos el domingo con este grupo de cabras hispanicas, cada dia pierden mas es miedo al ser humano.






domingo, 21 de octubre de 2012

EL OTOÑO DESDE MI VENTANA.

Este fin de semana otoñal, lluvioso invitaba a quedarse en casa, esta serie la hemos hecho desde la ventana de casa.

Estorninos.

La parra ya se puso roja.


Las lavanderas anuncian la llegada del frio.

Noche de diluvio.

El parque eolico de Torremiro.


lunes, 15 de octubre de 2012

PASEIG RIBALTA. CASTELLO.

Castelló no es una ciudad bonita, lo fue en su dia pero sus mas "ilustres" hijos se encargaron de liquidarla. Con ella se podria hacer un compendio de aberraciones urbanisticas y sobraria material. Pese a ellos, ha sobrevivido algun rincón con alguna que otra herida. Uno de esos rincones, quiza el mas querido por los castellonenses es el Paseo de Ribalta, un jardin decimononico donde acudiamos los domingos a pasear, dar de comer a los patos, perdernos por sus laberinticos senderos o escuchar musica en el Templete. Aqui los lunes se montaba el mercado y en Magdalena y Todos Santos la feria de atracciones, y antes de eso se hacian bailes al aire libre en la desaparecida Pergola o a pasear en barca por el estanque.

Reflejos en el estanque.






El parque tenia su doble vida, aqui el palomar con los urinarios, si estas paredes hablaran el Vaticano pareceria un sitio inocente.


Al fondo el obelisco, que fue retirado tras la guerra y reconstruido ya entrada la democracia.

domingo, 14 de octubre de 2012

FOTO.

Hacia tiempo que no paseaba solo por su ciudad. Todo el mundo se paraba a su paso y levantaba sus sombreros en señal de respeto, pero estaba seguro que lo criticaban a sus espaldas. Tenia muchos conocidos pero ningun amigo verdadero. Sus arcas rebosaban de comisiones y sobornos, pero por las noches no conseguia conciliar el sueño. Los jueces le pisaban los talones desde hacia tiempo. Sus empleados lo temian pero no le amaban. Su familia le deseaba una corta vida. Las casas que se mando construir resultaban frias y cuando llegaban las navidades, vacias. Mientras veia a gentes que no tenian nada reunirse y cantar, y parecian felices. Habia dejado muchos cadaveres por el camino. Aquel dia le dijo a su secretaria que suspendiera las reuniones y a su chofer que le acercara al cementerio. Avanzó despacio bajo los cipreses del paseo central y al llegar a la primera rotonda se detuvo. Aquel era un buen sitio. Unos meses despues en aquel lugar se alzaba el mejor panteón que se conociera en la ciudad. Murio solo. Hoy ya nadie recuerda su nombre. Los gatos se cuelan y cagan sobre su lapida. Y el que fuera su brillante aeropuerto, la obra insigne de su gestión,  es ahora una ruina tomada por la maleza.